Lo que sucedió hoy en el Senado de la Nación Argentina no puede pasar desapercibido. Las palabras de Abel Albino, contrarias al acceso a la educación sexual y al uso del preservativo como instrumento, no solo para prevenir embarazos no deseados, sino también de cuidado y de protección contra las enfermedades de transmisión sexual, como el HIV o la hepatitis, resultan más que peligrosas.

Tanto la OMS, como un sinfín de ONGs y los propios organismos gubernamentales de salud han coincidido en que el uso del preservativo es uno de los métodos anticonceptivos más efectivos y seguros, y también resulta una herramienta fundamental para el cuidado de la salud sexual.

Pocas veces ha quedado tan en evidencia, tal como sucedió hoy a raíz de las declaraciones del Sr. Albino, que la discusión de fondo en torno a la legalización del aborto es sobre si queremos vivir en el Medioevo o si queremos ingresar en el siglo XXI. Lo que se debate hoy es si queremos que las mujeres y toda la sociedad argentina podamos gozar de una salud plena y podamos tener garantizados nuestros derechos sexuales y reproductivos, o si queremos seguir en la oscuridad y en la clandestinidad que mata.

Como ciudadanos y ciudadanas se puede estar a favor o en contra del aborto legal, pero nunca se puede caer en la irresponsabilidad y en la perversidad en la que incurre el Sr. Albino y muchos otras personas como él, que habiendo tenido la oportunidad de acceder a estudios universitarios y ser “profesionales” de la salud, mienten, ocultan o falsean datos y desinforman, no solo a los Senadores y Senadoras que lo escuchan, sino a toda la sociedad argentina, que aún lucha para romper las cadenas medievales y clericales que la oprimen, para ser verdaderamente libre y democrática!