Hoy se cumplen 52 años de la Noche de los Bastones Largos, el hecho más trágico y doloroso de la historia universitaria argentina, donde docentes y estudiantes fueron brutalmente reprimidos por defender la autonomía universitaria. Golpeados por los bastones y ahogados por los gases, la comunidad universitaria fue desalojada de forma violenta por las fuerzas policiales, a pesar de no haber ofrecido resistencia.

El gobierno de Onganía desmanteló la universidad, quemaron todos los libros de la institución y se prohibió la existencia de los centros de estudiantes y de toda actividad política dentro de la universidad.

Como estudiantes de la Universidad y militantes reformistas reivindicamos la autonomía universitaria y manifestamos nuestra posición ante la prioridad que se le debe dar al desarrollo científico y tecnológico, y el rol central de las universidades en un proyecto de país con perspectivas de crecimiento y en búsqueda de igualdad y justicia social.