Mediante los acuerdos llevados entre la ONU y la UNESCO, cada 1 de abril se conmemora y recuerda el Día Mundial de la Educación, en el cual se considera a la educación como uno de los aspectos más relevantes para el Estado.
Sabemos que el derecho a la educación no se reduce al acceso a la escolarización formal y tampoco consiste en una garantía que el Estado debe asegurar únicamente a los niños, niñas y adolescentes, puesto que se trata de un derecho humano que, por definición, todas las personas, independientemente de su edad, pueden exigir.
Artículo 13 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.6
La UNESCO fundamenta su labor en estas premisas y abraza varios objetivos que son compartidos universalmente:
1-lograr la educación de calidad para todas y todos y el aprendizaje a lo largo de la vida;
2-movilizar el conocimiento científico y las políticas relativas a la ciencia con miras al desarrollo sostenible;
3-abordar los nuevos problemas éticos y sociales;
4-promover la diversidad cultural, el diálogo intercultural y una cultura de paz;
5-construir sociedades del conocimiento integradoras recurriendo a la información y la comunicación.
Desde sus orígenes, la educación fue dando al ser humano los instrumentos necesarios para su uso y dominio de la naturaleza. Hoy nadie pude discutir el derecho que tiene la persona a la educación y su desarrollo espiritual y material. Pues todos los estados del mundo proclaman el derecho a la educación.
Este derecho muchas veces por cuestiones circunstanciales, de culturas o tradiciones se ve vulnerado. Es por eso que, en este día debemos pensar en formas de fortalecer los lazos entre el hogar, la escuela y los educadores, a fin de brindar a los niños una educación que los integre y los forme como ciudadanos competentes y solidarios para el mundo de hoy.