Comunicado de la Federación Universitaria Argentina ante los anuncios del Presidente de la Nación acerca de la quita de retenciones a las explotaciones mineras.

Esta mañana Mauricio Macri en su visita a la Provincia de San Juan, hizo algunos anuncios, a nuestro entender, desafortunados. Confirmó la eliminación de las retenciones a la actividad minera.

Alguien alguna vez dijo «cuando pasa una minera por un pueblo, el pueblo no solo queda más pobre sino también más contaminado» ya que, como bien sabemos, los cargos mejor pagos no son para los habitantes de la región y como si esto fuera poco, los laxos controles ambientales hacen que para la empresa se vuelva mas fácil contaminar y pagar multas que tomar las medidas necesarias para evitar un proceso de contaminación. El caso más cercano y concreto que refleja tal situación es el derrame de sustancias cianuradas en el Río Jáchal a causa de las prácticas de la multinacional Barrick Gold.

El caso del Río Jáchal (San Juan) lo hemos denunciado desde esta Federación en su momento y más aun cuando los Informes de la Universidad Nacional de Cuyo, y la investigación de la Naciones Unidas (ONU), concluyeron en un millón de litros de agua contaminada, cifra que se trató de ocultar desde el gobierno provincial y nacional, en ese momento en manos del kirchnerismo.

En sus declaraciones, el Presidente se refirió a la actividad minera como «un motor de enorme potencial para la economía» y que los derechos a la exportación impuestos en 2012 «perjudicaron a muchos medianos y pequeños emprendimientos». Error, todas las mineras instaladas en nuestro país son multinacionales y la mayoría se han enriquecido de manera acelerada en lugar de entrar en recesión, a pesar de la crisis internacional que mencionó Jaime Bergé, Presidente de la Cámara Minera de San Juan.

Si pensamos un poco en la historia de las retenciones mineras en nuestro país, debemos recordar que la minería es un caso grosero de super-beneficios para los grandes pulpos internacionales que se radicaron en los últimos quince años y que han visto incrementar sus ganancias en forma descomunal, debido a los altos precios internacionales que alcanzaron desde los últimos años los metales, especialmente el cobre, el oro, la plata el zinc y el plomo. La ley menemista de 1993 de Inversiones mineras, les garantizaba estabilidad fiscal por 30 años. Cuando en 2002 Duhalde declaró la emergencia económica e implantó las retenciones, eximió a la minería de las retenciones y hasta de la obligación de liquidar las divisas a través del Banco Central. Kirchner mantuvo estos privilegios durante todo su mandato. Las regalías, por la misma ley menemista, no podían superar el 3 por ciento del valor en bocamina. Además, el valor en bocamina lo declaran las propias mineras.

Desde 2002, los pulpos mineros no sólo se embolsaron íntegra la devaluación sino que sus precios internacionales se multiplicaron por cuatro, en el caso del cobre, y por tres, en el del oro, mientras la mayoría de sus costos quedaron pesificados (salarios, combustible, energía, etc.). Alumbrera, Cerro Vanguardia en Santa Cruz y Veladero en San Juan pasaron a ser las minas más rentables del mundo. La Aduana reconoce que, aun a la tasa casi simbólica del 10 por ciento, las retenciones que se dejaron de percibir desde 2002 por el cobre y el oro son de cerca de mil millones de dólares. Todo un regalo. El dólar alto es para las mineras un super-regalo pues sus costos no dependen casi, de insumos importados. Se lo embolsan completito.

En países con fuertes exportaciones mineras como Chile, el peso no se devaluó sino que se revaluó ante el masivo ingreso de divisas por el cobre (lo que por supuesto provocó la queja de otros pulpos exportadores que no gozan de semejantes precios internacionales). A todo esto hay que sumarle que esas retenciones a las exportaciones se pagan en base al peso y tipo de mineral “declarado” por las mineras, con lo cual, muchas veces las mineras denuncian que se llevan un mineral mucho más barato que el que en realidad se están llevando para pagar menos retenciones. Al menos así era, hasta hoy.

La realidad es que, como mencionaba un asambleísta, las retenciones al sector eran la única herramienta que le quedaba al Estado para evitar que las empresas mineras «hicieran y deshicieran» con nuestros recursos, no renovables, lo que les viniera en gana. Que gran negocio para las mineras, no pagar nada por llevarse todo, los minerales, usar el agua de nuestros glaciares- a pesar de estar protegida- de nuestros ríos, y nuestras reservas subterráneas, llevarse la salud de las personas y animales que se alimentan de esas aguas y esas tierras.

Lamentamos las decisiones tomadas por el Gobierno Nacional al respecto y reafirmamos nuestro compromiso no solo con los recursos de nuestro país sino con aquellas comunidades que se ven afectadas. Innumerables veces criticamos la complicidad del anterior gobierno con las multinacionales como la Barrick o Monsanto, por continuar e impulsar un modelo extractivista neocolonial que una vez más nos deja relegados a los intereses extranjeros. Hoy nos manifestamos de la misma manera.