ESPACIO MULTISECTORIAL DE JUVENTUDES

Contra el ajuste, la exclusión y la represión. Por nuestros derechos de hoy, en unidad de acción.

 

En la Argentina estamos en un momento donde se comienza a ver con mayor claridad que pese a 10 años de discurso nacional, poular y latinoamericanista, la realidad es que los niveles de desigualdad  y pobreza se mantienen en niveles similares a los de la década del ’90 e incluso se ha profundizado la dependencia y extranjerización económica. Para los sectores populares no hubo década ganada.

Estamos en un momento histórico, donde en todo el mundo y también en nuestra América las juventudes son protagonistas de grandes luchas contra gobiernos y corporaciones que ponen en riesgo su futuro. Se abre la posibilidad de encarar un nuevo rumbo. Pero eso es posible a condición de que logremos articular las luchas populares en un reclamo con horizonte estrátegico y propuesta. En esta circunstancia, los y las jóvenes que nos reconocemos en el espejo de aquellos que protagonizaron grandes movilizaciones como el Cordobazo, encaramos esta construcción plural, con la convicción de que con unidad en la diversidad es la única forma en que podremos abrir el camino hacia un país mejor.

 

El ajuste por abajo y en la juventud

 

La constante inflación deteriora los salarios, jubilaciones y planes sociales en forma continua, y la realidad fue demostrando que el “congelamiento de precios” o la tarjeta de Moreno fueron montajes mediáticos que en nada resolvieron el problema. Porque, además el INDEC insiste diciendo que con $ 6 se puede comer, pero también porque sabemos que en muchos casos somos los jóvenes los que más sufrimos el ajuste que implementan desde los gobiernos. Por eso seguimos movilizados, para hacer visible nuestra realidad y nuestros reclamos, que el discurso oficial nuevamente intenta ocultar.

 

La pobreza crece sobre todo en los menores de 18 años: 4 de cada 10 chicos y adolescentes son pobres. Casi 4 millones de pibes y pibas están en esta situación y se siguen sumando. Hay casi un millón de jóvenes que ni trabajan ni estudian, según reconoció el propio ex ministro de Desarrollo Social de provincia de Buenos Aires. E incluso si tomamos el número reconocido por el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni; la cifra llega a 550.000.  La precarización laboral, que también se extiende en la Argentina, trepa más alto si se trata de los jóvenes: más del 50% de los trabajadores de entre 20 y 24 años no está registrado. Y el 78% de los jóvenes de hasta 24 años trabaja sin tener acceso a los derechos de la seguridad social.

En la educación la situación no mejora. Además de todos los jóvenes que siguen excluídos del sistema educativo, la deserción es altísima. El 69% de los que ingresan a primer grado no terminan el secundario (es decir que solo 31 de cada 100 que ingresan a la primaria terminan el secundario). El 50% de los estudiantes secundarios no termina sus estudios. En la universidad sólo egresan 6 de cada 100 que ingresan según el propio Ministerio de Educación de la Nación.  Al contrario, se recorta  becas,  se limitan derechos y se siguen negando otros como guarderías y comedores, boleto educativo y la organización libre en centros de estudiantes por nombrar sólo algunos. El presupuesto se “aumenta” por debajo de la inflación, al igual que los salarios docentes. Y se hace un uso clientelar en las asignación de becas y en la distribución del presupuesto universitario.  Al mismo tiempo se sostiene la LES (Ley de Educación Superior) menemista cuyos criterios neoliberales violentan la autonomía universitaria con la CONEAU y tratan a la Educación como una mercancía para comprar y vender.

Las políticas agropecuarias del modelo que viene aplicando el gobierno nacional tienen una víctima predilecta: los y las jóvenes. Diariamente se profundiza la concentración y extranjerización de la tierra y la producción; las economías regionales están atravesando una de las situaciones más críticas de la historia. Las grandes multinacionales exportadoras se benefician con ganancias incalculables. La consecuencia y contrapartida de esto ha sido la desaparición de más de 60.000 pequeños y medianos productores en el período que va del 2003 al 2008.

En este marco, la juventud, atravesada por diferentes problemas; es la primera expulsada del sector agropecuario. Pero más allá de los problemas particulares que se expresan en cada región hay un reclamo que une a todos los jóvenes agrarios de Argentina; la imposibilidad de acceder a un pedazo de tierra.

Ni hablar lo que viene sucediendo con los campesinos más pobres o con los pueblos originarios, los jóvenes originarios están viviendo un nuevo genocidio, lejos de reconocer su territorio histórico, el gobierno viene sosteniendo una política de exterminio arrinconándolos con la sojización y asesinándolos cuando estos resisten a esos desalojos.

 

Espionaje, represión y criminalización: la contracara del ajuste

 

Mientras tanto, para acompañar el ajuste, enfrentamos una escalada represiva:   Ley «Antiterrorista», Proyecto X, represión policial y o “tercerizada” con patotas a lo largo y ancho del país, infiltrados en medios alternativos de comunicación u otras organizaciones populares y recientemente la designación como Jefe del Ejército de un espía acusado de ser parte de la represión en la última dictadura, son algunas variantes de un proceso de creciente criminalización y persecución de la protesta social en la Argentina. Hay más de 5000 luchadores sociales, gremiales y políticos procesados sólo por ejercer su derecho a protestar. Asimismo en los barrios más pobres, los jóvenes seguimos siendo objeto de estigmatización y criminalización: el gatillo fácil, las detenciones por “portación de cara”, los abusos policiales e institucionales siguen estando a la orden del día. No solo se persigue a los que luchan, sino que también, en forma “preventiva” a los que más padecen la exclusión social.

Esta criminalización es parte de la necesidades de los de arriba para poder hacer pasar el ajuste: porque mientras por un lado el Gobierno de Cristina Kirchner y sus aliados provinciales y municipales llevan adelante estas políticas de criminalización, hostigamiento y represión a los sectores sociales en lucha por las más diversas problemáticas sociales, por otro llevan adelante un proceso de ajuste a través de la inflación que significa menos derechos para el pueblo trabajador.

 

La juventud se moviliza, porque los derechos se conquistan y defienden en las calles

 

El ajuste es inocultable, aunque no aparezca en las cifras del INDEC o en los discursos de la Presidenta y los medios de comunicación oficialistas. El Gobierno y sus aliados tienen otras maneras para enfrentar la protesta social que ese ajuste desata. Quieren vaciar, deslegitimar y paralelizar las herramientas de lucha que nos dimos durante años estudiantes, trabajadores y trabajadoras ocupados/as y desocupados/as. En los barrios quieren comprar nuestro silencio y nuestras voluntades o persiguen a quienes nos organizamos, usando a los punteros que conviven con la policía y los narcos. Nos dicen que el rol de la juventud debe ser esperar y acompañar acríticamente, y agitan los miedos de volver a las peores épocas de nuestro país. Sin embargo la juventud argentina sigue sin tener miedo,  sabe que no solo es futuro sino sobre todo presente. Por eso, con mucho esfuerzo y valentía, somos muchas las juventudes de los distintos sectores sociales, políticos y culturales que seguimos movilizados. Nos organizamos por nuestros derechos, contra el ajuste y la  represión. Somos concientes de que un país sin exclusión, con trabajo, salud, educación, tierra y vivienda para todos es posible y necesario. Y eso nos da más fuerza para seguir en la pelea. Porque sabemos lo que somos. Somos una juventud, que no retrocede, que va a luchar por lo necesario y no solo por lo posible para ayudar a alumbrar los caminos que nos lleven a una Argentina justa, solidaria e igualitaria.

 

 

Por esto luchamos los/as jóvenes:<p> </p>

  • Plan de primer empleo.
  • Basta de trabajo no registrado, precarización laboral y tercerizaciones.
  • Eliminación del IVA a los productos de la canasta básica alimentaria.
  • Más presupuesto educativo, distribuido democráticamente. Derogación de la Ley de Educación Superior (LES) menemista.
  • Becas sin clientelismo.
  • Boleto Educativo Universal y Gratuito Nacional.
  • Ley nacional de vivienda joven.
  • Acceso a la salud. Despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo. Despenalización de la marihuana para consumo personal.
  • Presupuesto para la aplicación efectiva de la Ley de Prevención, Sanción y Erradicación de Violencia de Género (Nº 26.485) que hoy no cuenta con financiamiento.
  • Desarrollo de las economías regionales y una reforma agraria integral que garantice la democratización de la tierra en Argentina y las condiciones necesarias para poder producir y comercializar.
  • Plan Arraigo para garantizar la permanencia de los jóvenes en los pueblos del interior y plan de colonización de tierras hoy improductivas.
  • Acceso a la tierra para la juventud. Instituto Nacional de Tierras.
  • Distribuir la riqueza. Reforma impositiva progresiva.
  • Recuperar los servicios y bienes públicos y naturales.
  • No al pago de la ilegítima deuda externa.
  • Participar en libertad. Detener el clentelismo, el gatillo fácil, la tortura, la criminalización y la represión. No más persecución a los jóvenes. Basta de presos por tenencia simple.
  • Derogación de la Ley Antiterrorista

 

 

Espacio Multisectorial de Juventudes:  Juventud CTA (Central de los Trabajadores de la Argentina) – FUA (Federación Universitaria Argentina) – Juventud de la FAA (Federación Agraria Argentina)