El día viernes 26 de septiembre, un grupo de policías municipales y ministeriales de Ayotzinapa ubicado en el sureño estado de Guerrero, disparó indiscriminadamente contra estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa. La agresión que continuó la madrugada del sábado 27 de septiembre, fue contra cualquiera que parecía estudiante; siendo así que los policías dispararon contra un autobús donde viajaban jugadores del equipo de futbol Los Avispones, de la tercera división profesional.
Posteriormente, cuando otros de los estudiantes empezaban a denunciar los hechos ante los medios de comunicación que llegaban al lugar, llegó una camioneta con personas armadas quienes igualmente accionaron armas de fuego en contra de los normalistas, provocando la muerte de dos de ellos en el momento. Otro estudiante fue encontrado sin vida y con huellas de actos brutales de tortura. El resultado fue 3 estudiantes asesinados, un niño de catorce años muerto, un taxista y una mujer también. Además se reportaron 57 estudiantes desaparecidos, días después 14 de ellos aparecieron, se habían ocultado en la montaña para escapar de sus captores. El sábado 4 de octubre se hallaron, por declaración de uno de los detenidos, 4 fosas clandestinas donde se piensa que pueden estar enterrados los 43 detenidos-desaparecidos faltantes.
La política del Estado contra las Normales Rurales
Las escuelas Normales Rurales fueron el proyecto de educación del periodo pos-revolucionario con la intención de dotar al país, en el campo mexicano, con maestros de educación básica para las amplias masas de campesinos, que en ese entonces eran una mayoría aplastante.
Estas escuelas retomaron y fortalecieron su planteamiento social en el gobierno del General Cárdenas cuando éste impulsó la “educación socialista” como un instrumento para dotar, no solo educación sino conocimiento político y social que pudiera incidir en la organización de la comunidad rural. Desde este entonces podemos ver como las Normales Rurales fueron formadoras de profesores que, una vez egresados llegaban a las comunidades, pueblos o rancherías a impartir educación y en poco tiempo fungían como los organizadores y agitadores de la organización social de la comunidad o pueblo.
Gracias a estos docentes críticos se defendieron miles de tierras que los tiranos latifundistas aspiraban quitarles a los pueblos más marginales. Los normalistas son los que han sentado las bases de organizaciones campesinas y la resistencia popular entre el campesinado mexicano.
La burguesía nacional, los grandes monopolios internacionales, el gobierno títere, y más recientemente esa fracción ilegal de la burguesía que son los cárteles delincuenciales, no han podido mantener una actitud pasiva contra lo que ellos llaman “semilleros de guerrilleros” y se han lanzado a una lucha despiadada por terminar con estas escuelas: de las 36 Escuelas Normales que existieron en un primer momento ahora solo quedan 17. El ataque a las normales rurales es, en lo inmediato, una agresión directa a la educación gratuita de los hijos de los campesinos y trabajadores. Mientras que en términos históricos intentan privar de sus intelectuales orgánicos a las masas campesinas.

A la luz de los graves hechos de violaciones a derechos humanos, se colocan los estudiantes en riesgo de daños que constituyen “la máxima situación de irreparabilidad” al tratarse de desapariciones y posible privación de la vida y la integridad física. Los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa junto a otras nueve normales, profesores, familiares de los 43 estudiantes desaparecidos marcharon el 30 de septiembre para pedir la presentación con vida de los estudiantes. Hay testigos que dicen que a los muchachos se los llevaron en patrullas. Las primeras declaraciones del gobierno fue que estaban en sus casas. Aunque el gobierno ha lanzado un llamado para “buscar casa por casa” y movilizado a policías y burócratas, no hay un plan estructurado de que hacer, esto sólo nos demuestra la ineptitud del Estado ante tal situación de una manera además, cínica.
La tarde del viernes y particularmente el sábado se filtró que, gracias a la declaración de uno de los acusados se habían encontrado 4 fosas clandestinas. La gente del lugar declara que “por aquí pasan seguido camionetas apestosas” refiriéndose al hedor de los cuerpos asesinados y quemados. Aunque se ha dicho que no se puede asegurar que los cuerpos que ahí se encontraron son los de los compañeros desaparecidos, hay fuertes sospechas que así es.
Con esto el Estado mexicano – en sus tres niveles de gobierno – se obliga a invertir todos sus esfuerzos en base a sus capacidades técnicas, presupuestales y periciales, en la búsqueda y localización de los estudiantes desaparecidos asegurando que sus acciones no sean infructuosas o de antemano no estén destinadas a su fracaso como ha sucedido hasta el día de hoy. En el supuesto de que no den con su paradero en vida de manera inmediata, el Estado podría incurrir en responsabilidad internacional por incumplimiento de sus obligaciones en materia de desaparición forzada.
Esta noticia ha llenado de odio y dolor a todos los trabajadores y jóvenes mexicanos. Mientras que el gobernador está en una reunión de su partido votando una nueva dirigencia y disfrutando de las delicias de la burocracia partidista, las familias y compañeros normalistas tienen sus esperanzas colgadas de un hilo pidiendo que no sean de los muchachos los cuerpos encontrados. Hoy miércoles se está llevando a cabo una movilización nacional exigiendo la presentación con vida a los compañeros estudiantes de Ayotzinapa.

El movimiento estudiantil argentino se solidariza con los hermanos mexicanos y una vez más decimos, NUNCA MAS! Abrazo solidario con los estudiantes de Ayotzinapa y todo el pueblo mexicano.