“La mayor parte de los principios que forman parte del ideario reformista se encuentran expuestos en los Proyectos de Ley Universitaria y Bases Estatutarias elaborados en el transcurso del Primer Congreso Nacional de Estudiantes Universitarios convocado por la Federación Universitaria Argentina, fundada el 11 de abril de 1918, ese Congreso se celebró en Córdoba del 20 al 31 de julio de ese año. En esencia, esos principios están relacionados con: 1) la coparticipación de los estudiantes en el gobierno universitario; 2) la vinculación institucional de los graduados; 3) la asistencia libre a clases; 4) el ejercicio del profesorado libre; 5) la periodicidad de la cátedra; 6) el carácter público de actos y sesiones de los órganos de gobierno; 7) la extensión de la Universidad fuera de su recinto, es decir, la difusión de la cultura universitaria; 8) la asistencia social a los estudiantes; 9) el respeto a la autonomía universitaria y 10) la apertura de la Universidad al pueblo” (Guillermo Jaim Etcheverry en “La Reforma Universitaria, su legado”, 2008).

En síntesis, la Reforma Universitaria del ‘18, que hoy cumple 99 años, significó la democratización del acceso a la Universidad en Argentina pero también marcó un antes y un después en la Universidad latinoamericana. La FUA, tal como menciona Julio V. González en el mismo libro, fue su órgano natural y “por eso mismo quizá, es y ha sido la expresión de una trayectoria sin descanso que supo y sabe sobrevivir a todas las persecuciones, enjuiciar a las dictaduras, estudiar con fuerza constructiva todos los problemas universitarios, ahondar en la carne viva de nuestra sociedad y nuestra poítica”.

A 99 años de aquella gesta histórica, el movimiento estudiantil no tiene otra responsabilidad que recordar a aquellos jóvenes protagonistas, siendo capaz de interpretar los desafíos de la Universidad, HOY. Quizás, el mayor de todos sea construir de una vez y para siempre, LA UNIVERSIDAD DEL PUEBLO.