“Los países ricos lo son porque dedican dinero al desarrollo científico-tecnológico, y los países pobres lo siguen siendo porque no lo hacen. La ciencia no es cara, cara es la ignorancia.”
Bernardo Houssay, premio Nobel argentino en Medicina.

Tal como es práctica de esta Federación y del movimiento estudiantil en su conjunto, hemos defendido de manera sostenida en el tiempo el desarrollo de la Ciencia y la Tecnología en nuestro país y la región porque la entendemos como la base de nuestro futuro pero también porque nos hace más soberanos. Un país que invierte en C&T, es un país con futuro.

En ese marco, trabajamos junto a la comunidad universitaria para que en la Ley de Presupuesto Nacional votada hace poco más de un mes en las Cámaras del Congreso de la Nación, fuera jerarquizada esta rama del desarrollo nacional pero también para que las propias Universidades Nacionales tuvieran la posibilidad de producir, generar desarrollo científico-tecnológico de manera autónoma. Como consecuencia de esto, nuestra casas de altos estudios hoy cuentan con un presupuesto para el año 2017 que aumenta en más del 1000% el dinero destinado a dicha «columna».

Hoy, nos encontramos frente a una situación que lamentablemente echa por tierra algunas de las conquistas que habíamos conseguido durante la discusión presupuestaria y es que la ciencia argentina de cara al 2017 a pesar de haber recibido un aumento del 44% en CONICET, hubo una reducción del 60% en los ingresos a la carrera de investigador, quedando afuera del sistema gran cantidad de científicos que fueron recomendados por comisiones asesoras y juntas consultivas del propio organismo.

El titular del MinCyT, Dr. Lino Barañao, expresó públicamente hace algunas semanas “no hay ningún país que con 30% de pobres esté aumentando el número de investigadores”, justificando así insólitamente la reducción en CONICET, a contramano de las vastas experiencias históricas internacionales que indican absolutamente lo contrario. El Ministerio alegó además la necesidad de una reorientación de las políticas científicas, invocando la importancia de una revaloración de la ciencia aplicada volcada a las necesidades del país, poniendo en un segundo plano la ciencia básica y llamando a la inversión de privados. Todos argumentos que, sean atendibles o no, de ninguna manera deberían contraponerse con la voluntad de incrementar el presupuesto, generar inclusión y garantizar así la continuidad de los programas de investigación y el ingreso a la carrera en el CONICET.

Desde la FUA instamos a escuchar los reclamos de la comunidad científica y seguimos exigiendo más presupuesto para ciencia y tecnología. Es importante que se generen las condiciones para que los/as científicos/as tengan ciertas garantías a la hora de ingresar o permanecer en su carrera en el CONICET o cualquier otro organismo del Estado tendiente al desarrollo de la ciencia y la tecnología, de manera tal que no dependan de la voluntad política del gobierno de turno.

Hacemos nuestro el reclamo de la comunidad científica y exhortamos a que se revean las definiciones tomadas por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.