Transitando los 97 años del inicio de un proceso de transformación que tuvo su punto de partida en Córdoba y que luego se expandió al resto de las universidades del país y que aún hoy tiene eco en los países hermanos de América Latina.

La reforma del 18 tuvo una doble impronta de origen: una política y otra académica. Se puso en jaque la fuerte incidencia de la Iglesia dentro de la vida universitaria, con su consecuente atraso en el progreso científico, la censura a las teorías laicas, la organización del gobierno universitario; así como también el fuerte cuestionamiento al carácter vitalicio de los cargos docentes, y se puso en crisis a los mecanismos de designación de los mismos. Es decir la reforma puso a los estudiantes a pensar la universidad pública latinoamericana desde las bases. Posibilitó, entre otras cosas, no solo la posibilidad de rediscutir los planes de estudio, sino la democratización en la elección de autoridades, la renovación de los cargos docentes por concurso y la participación con voz y voto del movimiento estudiantil en el gobierno universitario.

Además, el mecanismo de acceso y promoción mostraba la ausencia de una carrera académica. El sistema vigente no consideraba como candidatos para la elección de titulares a aquellos profesores que ejercían la función docente como profesores libres o suplentes. En efecto, de las dos grandes categorías de profesores existentes, los titulares eran designados, por lo general, por criterios políticos y permanecían en el cargo de manera vitalicia: las cátedras tenían nombre y apellido.
A 97 años de esta gesta que revolucionó las universidades, vamos a seguir luchando para que los reclamos de los estudiantes sean escuchados, conquistando nuevos derechos y planteando propuestas que vinculen las nuevas tecnologías, complementen los métodos de enseñanza y eleven la excelencia de la educación. Sabemos que necesitamos un sistema que resuelva las dificultades presentes pero que les brinde a todos los argentinos las herramientas necesarias para encaminar al país en el sendero del desarrollo, la igualdad y la equidad.