El día de la Mujer no se celebra, se conmemora, se piensa, se reflexiona. Se sigue la lucha por más derechos.

El 8 de marzo ha ido cambiando de orientación a lo largo de los años desde sus orígenes. 8 de marzo de 1550, muere San Juan Dios (nace otro 8 de marzo) que liberó a muchas mujeres empobrecidas de la época, en particular a prostitutas, que sacándolas de los burdeles las lograba formación y trabajo, o las incitaba al trabajo de liberar a otras mujeres con su misma suerte.
El 8 de marzo de 1857, cientos de mujeres de una fábrica de textiles de Nueva York organizaron una marcha en contra de los bajos salarios (Los salarios que recibían las mujeres eran inferiores en un 60 ó 70 % a lo que percibe el hombre.) y las condiciones inhumanas de trabajo. La policía dispersó a las manifestantes, que dos años después crearon su primer sindicato.
Desde aquel histórico 8 de marzo, la fecha ha sido un termómetro de la lucha de las mujeres por el reconocimiento en un mundo de hombres. Uno de los acontecimientos mundialmente conocidos y realmente lamentable fue el sucedido en Nueva York por el año 1908 en la fábrica Cotton Textile Factory de Washington cuando un grupo de trabajadoras declararon una huelga en protesta por las insoportables condiciones de trabajo ocupando la fábrica. Sólo pedían tener el mismo salario que los hombres, descanso dominical, reducción a las 10 horas la jornada, derecho a la lactancia y reducción de la jornada laboral. El dueño no aceptó la huelga, cerró las puertas de la fábrica y le prendió fuego. Murieron 129 mujeres. 1909: Nueva York fue de nuevo testigo de las protestas de 15.000 mujeres trabajadoras.

“Algún día las mujeres conquistaran el legitimo derecho de igualdad; ese día los hombres también seremos más libres; ese día la sociedad habrá ganado la más hermosas de sus batallas; y ese día tiene que ser logrado no por las mujeres únicamente, sino por todo el pueblo” Tomas Borges.