Ayer, en sesión especial de la Cámara de Diputados de la Nación se trataban dos temas ligados a la educación: el proyecto de ley que establece la obligatoriedad de la educación a partir de los 4 años, y la creación de 8 nuevas universidades nacionales.

Entre ellas, se ratificó la estatización de la Universidad de Madres de Plaza de Mayo. La misma, será una unidad funcional del Ministerio de Justicia, lo que de por sí condena su autonomía (en contraposición con los principios de la Reforma del ’18 que hoy rigen el funcionamiento de todas las Universidades Nacionales). Es decir, una Universidad Popular, se transformará en un instituto sin autonomía. Por otro lado, esta institución se encuentra ligada a numerosos hechos de malversación de fondos ante los cuales la justicia aun no se ha manifestado.

Sería un error pensar que velar por los derechos humanos y lo que para nuestro país significa la historia de la lucha de las Madres, es condición directa para «aprobar» la estatizaciòn de esta Universidad. Acaso esto garantiza la mejora en la excelencia académica y el acceso? O es un simple «traspaso» de responsabilidades que esta fundación, y funcionarios ligados a ella, hacen hacia el Estado? La discusión en torno a los derechos humanos viene dada por otro lado y no podemos dejarla supeditada a la voz del oficialismo; menos cuando se trata de una causa nacional, de nuestra historia.

Entre las Universidades que ayer se trataron, dos de ellas ya son ley: la Universidad Nacional de las Artes (UNA), que reemplazará al actual Instituto Universitario Nacional del Arte (IUNA); y la Universidad Nacional de Comechingones, en San Luis.
La Cámara baja también aprobó y giró al Senado la creación de las universidades nacionales de Rafaela, Raúl Scalabrini Ortiz (en San Isidro), Alto Uruguay (en Misiones), Ezeiza, Guillermo Brown (en Almirante Brown) y la Universidad Pedagógica Nacional. Muchas consideraciones tenemos para hacer al respecto teniendo en cuenta experiencias concretas.

La experiencia con las denominadas «universidades de la década ganada» revela una maniobra que bajo el discurso de «abrir la universidad a las clases populares» monta grandes estructuras administrativas para construír poder político territorial con sello K. Entre las Universidades «del menemismo» (San Martín, Quilmes, Lanús, Matanza, etc) y las 9 universidades «kirchneristas» creadas entre 2007 y 2009 (Universidades Nacionales de Rio Negro, Chaco Austral, Tierra del Fuego, Villa Mercedes, Avellaneda, Arturo Jauretche, Jose Clemente Paz, Moreno y del Oeste) podemos encontrar una matriz de arbitrariedad, corrupción, y nulo compromiso con la excelencia académica que debiera tener una Universidad Publica en nuestro país.

Aquí reside el problema del planteo del oficialismo: abrir nuevas universidades no solo que no garantiza incorporar a nuevos sectores a la universidad, sino que cristaliza las desigualdades sociales, perpetuando las diferencias que se arrastran desde el nivel inicial hasta llegar a la universidad. En el remoto caso de que el joven logre superar exitosamente las instancias educativas hasta llegar al nivel de educación superior, es altamente probable que entre el 1º y 2º año ese alumno deba abandonar los estudios universitarios por carecer de recursos económicos para sostener el alquiler, alimentación, transporte y material de estudio, o que directamente abandone por no contar con la preparación y formación necesaria.

Existen casos palmarios de arbitrariedad con designaciones completamente irregulares de familiares, amigos y socios del poder, detectados en Universidades de reciente creación, por ejemplo el de Juan Carlos del Bello en la Universidad Nacional de Río Negro: teniendo el triste currículum de haber sido promotor de la Ley de Educación Superior al frente de la Secretaria de Política Universitaria en el Gobierno de Menem, fue designado por Miguel Pichetto como «Rector Organizador». Desde que llegó a la institución aprovecho el tiempo para acomodar a mujer, hijos, yernos, nueras, sobrinos y amigos en puestos estratégicos de la administración. La lista nepótica de Del Bello asciende a 25 personas.

Además en términos de designaciones arbitrarias de funcionarios, podemos mencionar a Martín Otacehe, hijo del ex intendente de Merlo Raúl Otacehe, quien ocupa el cargo de Rector de la Universidad Nacional del Oeste, a Nancy Ganz, quien ejerce el rol de Vice Rectora de la Universidad Nacional de Avellaneda y es esposa de Jaime Perczyk, funcionario del Ministerio de Educación de la Nación, o a Omar Judis, quien fuera Ministro de Gobierno del Chaco durante el mandato de Jorge Capitanich y quien actualmente ocupa el cargo de Rector de la Universidad del Chaco Austral.

También revela el fin oculto de estas maniobras un análisis de la territorialidad y la localización geográfica de las «nuevas universidades». Si contamos con un sistema universitario es para que el mismo se encargue de regular la oferta académica en función de las necesidades de la sociedad, realizando un uso estratégico de los recursos humanos y económicos a fin de garantizar eficiencia y excelencia en las carreras que se brindan. Esta misión es llevada adelante por el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) cuyo informe es exigido en el Art. 48 de la Ley de Educación Superior como condición previa para la aprobación de una nueva Universidad en el Congreso de la Nación. Para el caso de las Universidades en tratamiento al día de la fecha, sólo cuentan con informe favorable del CIN la de Rafaela, el IUNA y la UNIPE.

Lo contrario a una expansión planificada del Sistema Universitario han hecho al crear, por ejemplo, la Universidad Nacional de Avellaneda. En un radio de 50 km. de esta Universidad encontramos 7 Universidades Nacionales. Para el caso de la Universidad de Tres de Febrero, encontramos que en el mismo radio se ubican seis Universidades Nacionales, y para el caso de la Universidad Arturo Jauretche, en Florencio Varela, en ese radio encontramos cinco Universidades. La superposición de estructuras es un despilfarro de fondos públicos que poco colabora con el fin de universalizar el acceso a la educación superior.

Cuanto mas vamos a dejar que se nos pisoteen la historia, la lucha y las ilusiones por las que brega el movimiento estudiantil? A todos aquellos funcionarios que hoy creen que aportan al sistema educativo y lo mejoran, les decimos que todos los días vemos a cientos de chicos que no están en las aulas porque no tienen garantizadas las condiciones para ingresar, permanecer y egresarse del sistema tal cual está planteado. Todos los días vemos la deserción y el abandono. Todos los días vemos universidades con aulas vacías.

CONSTRUYAMOS EDUCACIÓN PÚBLICA para nosotros y para nuestra posteridad. Construyamos REALMENTE la Universidad del pueblo como instrumento de liberación.